El telescopio solar más grande del mundo, la joya de la corona de la astronomía estadounidense, llevará la «marca España». La compañía vasca de Ingeniería IDOM, en alianza con otras empresas de Vizcaya, acaba de culminar el diseño, la fabricación y montaje del domo -o cúpula- del que está considerado el mayor avance tecnológico desde tiempos de Galileo. Se trata del Telescopio Solar Daniel K. Inouye (DKIST, en sus siglas en inglés; hasta ahora conocido como ATST). Esta nueva «lente» de precisión estará ubicada en la isla norteamericana de Maui, en Hawai. Pero antes toda su estructura exterior tendrá que ser transportada desde los talleres de la empresa Hilfa, en Basauri (Vizcaya), ya que es aquí donde se ha llevado a cabo su «montaje en blanco» y se han pasado todas las pruebas pertinentes para su puesta a punto.
El proyecto global del telescopio está impulsado por el Observatorio Solar Nacional de Estados Unidos y su domo -su coraza- fue adjudicado a IDOM en 2010. En España se ha ideado y fabricado el sistema de protección, una gran infraestructura de acero, que albergará el famoso espejo primario de 4 metros de diámetro. Hasta ahora, el telescopio más grande era el situado en el Observatorio Kitt Peak en Arizona, el McMath-Pierce, de 1,6 metros.
Armado con la última tecnología de corrección de imagen, el innovador artilugio va a permitir a la comunidad científica observar en detalle la superficie del Sol, de «tan solo» 30 kilómetros de tamaño. El telescopio podrá además medir el campo magnético del astro, cualquier «evento violento» como tormentas solares y su influencia sobre la capa atmosférica.
Calidad y precisión
Será el próximo martes cuando IDOM como responsable (supervisora) de la fabricación del domo y el resto de empresas españolas que han participado en la cadena de montaje protagonizarán la simbólica ceremonia de entrega a los ingenieros americanos, los «clientes» coaligados en la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA). El viernes pasado, el equipo español implicado en el proyecto cerraba contrarreloj los últimos detalles.
El domo, que despunta reluciente entre las casas y fábricas de la localidad de Basauri, es una gran estructura móvil de 26 metros de diámetro de base y 22 metros de altura cuya función fundamental, según explican sus autores es «proteger» al telescopio situado en su interior de las «inclemencias del tiempo», especialmente de la propia radiación solar. Gracias a un mecanismo de (persianas) compuertas móviles, proporciona al espejo primario una imagen directa del astro sin obstrucciones -permanente- pero, al mismo tiempo, protege de la radiación al resto de componentes del telescopio, para evitar así su sobrecalentamiento. Toda la estructura se sitúa sobre un raíl giratorio de movimiento imperceptible. ¿Velocidad? 15 grados la hora.
«El mayor orgullo es la precisión lograda», presume Gaizka Murga, director del proyecto. Este ingeniero bilbaíno de 37 años, responsable de Astronomía de IDOM, asegura que la capacidad de apuntado del domo «es extraordinaria». «Hemos mejorado en 20 veces la precisión que se esperaba», relata satisfecho, aunque sin perder la tensión. Mientras explica a ABC las bondades tecnológicas del proyecto, Murga no para de dar indicaciones a su equipo. Faltan apenas tres días de trabajo para la puesta de largo del que es ya el mayor hito de exportación industrial de España en el campo de la astronomía. «Sabemos que trabajamos para la mayor potencia del mundo», admite. Solo para la construcción del telescopio, la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. ha destinado 300 millones de dólares.
A 3.000 metros de altura
Pero los plazos se han cumplido: en ocho meses los responsables españoles han sido capaces de montar el domo y comprobar al detalle todas sus prestaciones, mejoradas. La solvencia «made in Spain» está probada y su reconocimiento internacional, asegurado. Una vez transportado al otro lado del mundo, el domo se ubicará en un observatorio situado en lo alto de un monte de Hawai, a 3.000 metros sobre el nivel del mar. El lugar idóneo, según los americanos, para contemplar el astro rey.
Fuente: ABC