La tecnología LED, de la que ya hablamos anteriormente, comenzó a desarrollarse hace muchos años, pero es en los últimos tiempos cuando han comenzado a ser una alternativa fiable y económica para cualquier consumidor, y por tanto, de interés público. Cambiar las bombillas tradicionales de nuestras casas por otras de tecnología LED puede resultar muy rentable a medio plazo y la forma de calcular dicho ahorro es sencilla. Si analizamos una factura de la luz, podemos apreciar que se divide básicamente en dos conceptos: potencia contratada y consumo.
La potencia contratada la solicita el cliente y tiene un coste fijo. Ésta es una estimación de la potencia máxima que podríamos necesitar en nuestros hogares y dependerá de los aparatos que tengamos instalados. Cada kilowatio (kW) que tenemos contratado nos cuesta algo más de 42 Euros al año y supone aproximadamente un 50% de una factura media.
Por su parte, el consumo es la cantidad de energía que realmente gastamos con nuestros aparatos eléctricos y se mide en kilowatios-hora (kWh). El precio del kWh varía entre unos contratos y otros aunque la media ronda los 0,14-0,16 € por kWh. (Aquí puedes consultar el precio de la luz hoy)
El ahorro con la instalación de LED viene en primer lugar del consumo dado que este tipo de tecnologías requieren de entre un 60% y un 70% menos de energía para generar la misma cantidad de luz. En cuanto a la potencia contratada, el hecho de reducir en un 70% la necesidad para iluminación, nos permite solicitar una bajada considerable a nuestra compañía eléctrica. Un hogar con 20 halógenos de 50W instalados y un par de horas de encendido diario tendrá un consumo mensual de 60kWh. La misma instalación, pero con LED, estaría formada por 20 unidades de 9W, lo que daría lugar a un consumo de 10,8kWh. Traducido en ahorro, supone unos 7,5 € al mes.
Adicionalmente, la potencia instalada se reduce en 820W. Siempre es recomendable que un técnico evalúe si es posible reducir la potencia contratada, pero si lo fuera, en este caso podría reducirse al tramo inferior de potencia contratada de 4,4kW y ahorrar así 48€ extra al año.
Unido a estos dos ahorros hay que tener en cuenta que este tipo de luminarias LED tienen una garantía de 3 años y una vida útil de 50.000 horas, lo que para un hogar medio implica más de 10 años. Su longevidad permite evitar los gastos asociados a las sustituciones excesivas que se producen en luminarias de tecnologías tradicionales.
Concretamente en este caso, el ahorro anual total estaría próximo a los 138€ lo que permitiría amortizar la instalación prácticamente en ese primer año y además, nos permite tener un hogar mucho más respetuoso con el medio ambiente, contribuyendo a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.